Hechos 27:13-38 (23)
27:13 Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta.Las tormentas en la vida simplemente suceden, son un hecho. La gran mayoría no las podemos evitar. Les llamamos de diversas maneras: pruebas, tribulaciones, problemas, crisis, etc. y la mayor parte de las veces nos sorprenden. ¿Cómo reaccionamos ante las tormentas de la vida?
27:14 Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.
27:15 Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar.
27:16 Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife.
27:17 Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva.
27:18 Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar,
27:19 y al tercer día con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave.
27:20 Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.
27:21 Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida.
27:22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.
27:23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo,
27:24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.
27:25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.
27:26 Con todo, es necesario que demos en alguna isla.
27:27 Venida la decimacuarta noche, y siendo llevados a través del mar Adriático, a la medianoche los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra;
27:28 y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas.
27:29 Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de día.
27:30 Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que querían largar las anclas de proa.
27:31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros.
27:32 Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo dejaron perderse.
27:33 Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.
27:34 Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.
27:35 Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer.
27:36 Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también.
27:37 Y éramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis.
27:38 Y ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar.
Las reacciones pueden ser diversas, pero generalmente una de las cosas que experimentamos es confusión, por ejemplo: ¿te has preguntado si estás en el camino correcto, si vas en el rumbo correcto? ¿Cómo irá a parar esto? ¿Has cuestionado el plan de Dios? ¿Alguna vez has hecho lo que él te dijo que hicieras y luego te has preguntado si realmente fue él quien te dijo que lo hicieras?... esto nos sucede cuando en el camino de hacer su voluntad sucede algo que nos desconcierta o que según nosotros se sale del plan o no encaja y por eso nos preguntamos ¿esto que tiene que ver con tu plan? ¿Esto por qué es de esta manera? ¿Qué me voy a encontrar en la siguiente esquina? ¿Estás seguro que es por aquí?
Otra cosa que nos llega a suceder en medio de una tormenta es que llegamos a perder la esperanza. El versículo 20 dice que habían perdido la esperanza de salvarse. Pérdida no solo de la paz, la tranquilidad sino de la esperanza de salvarte. Esto muchas veces nos lleva a buscar culpables. Culpamos a los demás, a nosotros mismos, al gobierno y hasta a dios. Sin embargo, aunque las tormentas no son nada agradables, nos ayudan en cosas buenas. Una de ellas es que nos lleva a la reflexión. Algo interesante que sucede en este tiempo es que lo que pensabas que era importante no lo es o que las cosas que no considerabas tan importantes lo son. Que quizás por lo que te estabas afanando no vale tanto la pena y que aquello que estás descuidando, es más importante de lo que pensabas. Que hay cosas que en otro tiempo te era útiles y ahora no te sirven de nada y lo que no valorabas, ahora lo valoras. Que las cosas que a lo mejor no le prestabas tanta atención resultan ser vitales, por ejemplo: no pasar tiempo con Dios… en medio de la tormenta te das cuenta que no le conoces mucho. Las tormentas te llevan al análisis.
Las sacudidas te llevan al descubrimiento de cosas, de qué eres capaz y de qué no y generalmente te das cuenta que aguantas más de lo que pensabas. En medio de las tormentas quizás haya mucho ruido en tu interior y exterior, pero es un buen momento de enfocarte y escuchar a Dios como una voz apacible y una frase sencilla pero muy poderosa, algo como: confía en mí, o… estoy contigo, o… no te acobardes, no temas, o… yo tengo el control.
Las tormentas te dan el potencial para un cambio de vida profundo. Si la sacudida te lleva a buscar a Dios la has sabido aprovechar. Si la sacudida te lleva a evaluarte a ti y no a Dios, vas bien. Si la sacudida te lleva a buscar ser mejor cristiano, ha valido la pena. Así que si estás pasando por una tormenta, Dios quiere fortalecerte, porque el hombre puede darte ánimo, pero Dios es el único que te da fuerza.