domingo, 10 de noviembre de 2013

Ciudadanos ejemplares


Lectura bíblica: Romanos 13:1-14 (7)
13:1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
13:2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
13:3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
13:4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.
13:5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.
13:6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.
13:7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
13:8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
13:9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
13:10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
13:11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.
13:12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.
13:13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia,
13:14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
 
Los siguientes dos capítulos de Romanos abordan temas similares en cuanto a la conducta que debe tener un cristiano en relación con las autoridades  que gobiernan.
 
Mientras hay un mundo rebelde, irreverente, insolente sin respeto a la autoridad, Pablo estimula a que los creyentes sean lo contrario.
 
El gran temor es que se confunda este rol con la sumisión irreflexiva nada proactiva y cómplice del mal.
 
Miremos con cuidado estas expresiones. El apóstol Pablo escribe a una iglesia en Roma que debía obedecer las leyes dictadas por el emperador, entre ellas estaban las de los impuestos.
 
Hoy en día en ningún lugar del mundo una persona puede vivir sin pagar impuestos sean estos pocos o muchos. Si usted tiene ingresos, es decir una renta, hay que tributar los impuestos a la renta.
 
Si usted es arrendatario tiene que cumplir con sus obligaciones de ley y pagar sus arriendos puntualmente según el canon estipulado.
 
Nadie puede decir no pago nada porque soy cristiano.
 
Esto lo dice Pablo y agrega que para esto hay autoridades, que se encargan de hacer cumplir estas leyes y castigan al  que no las cumple.
 
Nos queda la seria responsabilidad de respetar tanto las autoridades como las leyes. Mas bien debemos ser hallados como buenos cumplidores de las mismas.
 
Recordemos en el libro de Mateo 22:15-40 los tres cuestionamientos mal intencionados de los judíos a Jesús, el primero referente a los tributos, el segundo sobre la resurrección y el tercero sobre el gran mandamiento.
 
Pablo está muy claro que en el imperio romano hay que someterse a las autoridades pero igualmente escribe indirectamente lo que estas deben hacer.
 
Valdría decir y repetir sus frases: el que tiene oídos que oiga y el que tiene entendimiento que entienda.
 
Pastor: Dr. Roberto Proaño

domingo, 3 de noviembre de 2013

Un cambio de vida


Lectura bíblica: Romanos 12: 1-21 (1)

Tratar de resumir o compendiar las enseñanzas de este capítulo, en un solo mensaje de 45 minutos es tarea imposible. Hay tanto material condensado en esta escritura paulina que debemos ampliarlo en los estudios bíblicos de cada manantial y aun así nos faltará tiempo.
Posiblemente logre algo del objetivo al analizar este primer verso y aspiro que el ES nos llene de su amor y conocimiento para discernir con la profundidad del caso.
La expresión vertida sobre los “hermanos” hace que nos sintamos incluidos inmediatamente y la forma del verbo “les ruego” en griego es PARAKALEO que mezcla lo que es una súplica pero con autoridad. Viene a mi mente esas reprensiones de casa en donde les decimos con voz firme a nuestros hijos, te rogaría que no se repita, al referirnos a alguna amonestación generosa pero firme.
Le sigue la expresión “misericordias de Dios” como una forma de recordar las múltiples manifestaciones de amor del Señor, siendo la principal la salvación, que no es por mérito humano sino por gracia de Dios, esto es misericordia.
Seguidamente viene el pedido, “que presentéis vuestros cuerpos, en sacrificio santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional”, dejándonos en la tarea de revisar nuestra conversión que es por fe.
En la pasada semana hemos recordado a Lutero y uno de los hechos sobresalientes de la Reforma fue la abolición de las indulgencias, aceptando que para ser salvos basta la fe. Pero hay que rescatar a Pablo con este pedido para ir mas allá en la comprensión de que la salvación que es por fe compromete el cuerpo.
Caso contrario estamos mutilando la acción del ES en nuestra conversión y provocamos una nueva forma de indulgencia, llamémosla evangélica, soy salvo por fe pero vivo en mi cuerpo como yo quiero.
Resuenan en mis oídos estas palabras del Señor “SIN SANTIDAD NADIE VERÁ AL SEÑOR” “SED SANTOS COMO YO SOY SANTO” y son las demandas de una fe comprometida con la mente y el cuerpo.
Que al revisar este capítulo podamos revisar nuestras vidas y conciliar el evangelio integral en las mismas.
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