lunes, 21 de abril de 2014

Aún remueve piedras

Lectura bíblica: Juan 20:1-10
20:1 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.
20:2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.
20:3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
20:4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
20:5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.
20:6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
20:7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
20:8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
20:9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.
20:10 Y volvieron los discípulos a los suyos.
No cabe la menor duda que este es el momento mas impactante en la narración de la resurrección. Da inicio a un acontecimiento sin igual.
El gran susto fue encontrar la piedra movida. Luego de toda la ceremonia realizada, José de Arimatea, quien había cedido el sitio para el sepulcro, con toda seguridad tenía la evidencia de haber colocado la piedra para cerrar el sepulcro.
El perfume y las flores debían estar presentes. Ir al sector para velar y orar en memoria del desaparecido posiblemente era la rutina.
María Magdalena madrugó al sepulcro posiblemente a llorar y recordar a su maestro, se encuentra con este hecho sorprendente y asustada busca a uno de los discípulos justamente a Simón Pedro, le cuenta del hallazgo y corren juntos para volver a mirar este sepulcro con la piedra movida. Se les juntó otro discípulo que corrió mas que ellos y entró al sepulcro encontrando que estaban los lienzos sobre el sitio donde se suponía que estaría el cuerpo muerto de Jesús.
La primera reacción es que se habían robado el cuerpo. Revela lo que es el pensamiento muy humano, de ninguna manera se pensó que había resucitado, sino que se habían robado el cuerpo.
Aun reunidos los testigos y analizado el hecho, les costó tiempo darse cuenta que Jesús había resucitado.
De no ser por el anuncio angelical y el consuelo enviado desde el cielo, las mujeres y los hombres continuarían lamentándose.
Era Jesús mismo quien les hablaba y no se percataban de su presencia.
De pronto al escuchar su voz, María lo distingue y su alegría es inigualable, sale corriendo a contar a los discípulos que lo había visto. Se había encontrado con Jesús resucitado.
Aun el día de hoy hay gente que le cuesta creer que EL vive. Quienes lo hemos encontrado cumplimos con contarles que lo hemos visto y hemos creído en EL.
Todavía remueve piedras de incredulidad. ¡EL VIVE!

Pastor: Dr. Roberto Proaño

sábado, 12 de abril de 2014

Un rey sencillo

Lectura bíblica: Lucas  19: 28-40 (40)
19:28 Dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén.
 19:29 Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió dos de sus discípulos,
 19:30 diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo.
 19:31  Y si alguien os preguntare: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita.
 19:32 Fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo.
 19:33 Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?
 19:34 Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita.
 19:35 Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima.
 19:36 Y a su paso tendían sus mantos por el camino.
 19:37 Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto,
 19:38 diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!
 19:39 Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
 19:40 El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
Estamos frente a la narración de la conocida entrada triunfal de Jesús. Entrada que por cierto convoca hasta el día de hoy a mucha gente a Jerusalén.
Es bueno recordar los antecedentes de este hecho histórico que están precedidos por milagros y manifestaciones doctrinales portentosas. Para citar los mas relevantes, están el encuentro con los niños, la curación del ciego en Jericó, la entrevista con Zaqueo, etc.
En medio de esta concitada atención , se produce una orden singular. Ir a una casa y buscar un pollino, esto es un pequeño asno no montado por nadie, prepararlo para un paseo de demostración como entrada  triunfal en la ciudad de Jerusalén, cosa que provoca que la gran cantidad de gente se pronuncie con gritos de gratitud al maestro por lo que habían visto y oído.
Toda la ceremonia incluía reverencias y loas. Le agitaban palmas y tendían mantos a su paso. Decían “Bendito el rey que viene en el nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en las alturas…”
Pero por otra parte estaban las autoridades romanas y judías que muy molestos por la popularidad que había logrado el maestro buscaban como criticar y veían por que lado argumentar legalmente su aparición a la vez que querían desacreditarlo.
Inicialmente uno de los fariseos le solicita que reprenda a sus discípulos por hacer bulla y algarabía anunciándolo como el rey.
Ante este pedido Jesús responde a estos fariseos: “os digo que si estos callan, las piedras clamarían”.
La sencillez de este rey para anunciar su reino y la sabiduría para enfrentar las críticas nos dejan múltiples enseñanzas. Hoy por hoy no se concibe como alguien con tanto poder no demuestre el mismo y sea tan sereno para no agrandarse ante tanta aclamación multitudinaria. Sin perder la visión de su ministerio, encarga a sus discípulos tareas que solo ellos pueden realizar.
Y si callamos, las piedras hablarán por nosotros. 
Pastor: Dr. Roberto Proaño

Corriendo con Dios

Lectura bíblica. Jonás cap. 3 (10)
3:1 Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo:
3:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.
3:3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino.
3:4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.
3:5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.
3:6 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
3:7 E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua;
3:8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.
3:9 ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?
3:10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Continuamos con nuestro recorrido acompañando a Jonás en su historia de aprendizaje para ser obediente.
Ya el pez lo devolvió a tierra y al parecer con toda integridad física y mental. No dice el relato si tuvo que esperar un poco o mucho tiempo para recuperarse, lo cierto es que nuevamente Dios le dio la orden de ir a Nínive, es decir la misión no había cambiado de destino.
Bien puede ser que  Jonás quedó estropeado del “viaje” submarino y estaba en proceso de recuperación, como también es posible que luego de recuperarse estaba listo para escuchar la voz de Dios y su mandato. Como le había ofrecido ser obediente y dar todo de si, dice el verso 4 que salió rumbo a la ciudad y entró en ella.
El mensaje fue lacónico y corto, mire el verso cuando dice “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”.
Lo lógico era que hubiera una respuesta de protesta porque este israelita venía a profetizar destrucción a los asirios.
Dios rompe toda lógica política, militar, geopolítica, económica. Sin mas ni mas, este pueblo se rinde ante Dios. Se arrepiente, cree en el Dios de Jonás y proclamaron ayuno.
Cuando el rey se enteró, no se disgustó, el también hizo lo propio y sorprende a Jonás y a todos, cuando también se viste de cilicio y se convierte en un predicador mas, llamando al arrepentimiento al pueblo.
Dios mira como se produce este proceso, dejando los malos caminos.
Ahora permítame explicar la expresión de que Dios “se arrepintió” del mal que había dicho que les haría.
Dios esencialmente es amor. Su justicia no es la justicia del hombre. Igualmente su amor es inmenso. El quiere que nadie se pierda.
Contrasta con nuestros juicios, a veces nos gustaría castigar por su proceder a muchos que en cambio, Dios perdona. Gracias a EL porque es así. Por eso soy salvo.
Pastor: Dr. Roberto Proaño
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