sábado, 12 de abril de 2014

Corriendo con Dios

Lectura bíblica. Jonás cap. 3 (10)
3:1 Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo:
3:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.
3:3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino.
3:4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.
3:5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.
3:6 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
3:7 E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua;
3:8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos.
3:9 ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?
3:10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Continuamos con nuestro recorrido acompañando a Jonás en su historia de aprendizaje para ser obediente.
Ya el pez lo devolvió a tierra y al parecer con toda integridad física y mental. No dice el relato si tuvo que esperar un poco o mucho tiempo para recuperarse, lo cierto es que nuevamente Dios le dio la orden de ir a Nínive, es decir la misión no había cambiado de destino.
Bien puede ser que  Jonás quedó estropeado del “viaje” submarino y estaba en proceso de recuperación, como también es posible que luego de recuperarse estaba listo para escuchar la voz de Dios y su mandato. Como le había ofrecido ser obediente y dar todo de si, dice el verso 4 que salió rumbo a la ciudad y entró en ella.
El mensaje fue lacónico y corto, mire el verso cuando dice “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”.
Lo lógico era que hubiera una respuesta de protesta porque este israelita venía a profetizar destrucción a los asirios.
Dios rompe toda lógica política, militar, geopolítica, económica. Sin mas ni mas, este pueblo se rinde ante Dios. Se arrepiente, cree en el Dios de Jonás y proclamaron ayuno.
Cuando el rey se enteró, no se disgustó, el también hizo lo propio y sorprende a Jonás y a todos, cuando también se viste de cilicio y se convierte en un predicador mas, llamando al arrepentimiento al pueblo.
Dios mira como se produce este proceso, dejando los malos caminos.
Ahora permítame explicar la expresión de que Dios “se arrepintió” del mal que había dicho que les haría.
Dios esencialmente es amor. Su justicia no es la justicia del hombre. Igualmente su amor es inmenso. El quiere que nadie se pierda.
Contrasta con nuestros juicios, a veces nos gustaría castigar por su proceder a muchos que en cambio, Dios perdona. Gracias a EL porque es así. Por eso soy salvo.
Pastor: Dr. Roberto Proaño

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