sábado, 25 de junio de 2011

Es necesario que El crezca…

Lectura Bíblica: Juan 3:26-30 (30)



3:26 Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él.
3:27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.
3:28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.
3:29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.
3:30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Las palabras de Juan el Bautista eran a lo mejor un golpe fuerte para sus discípulos, puesto que estos lo tenían en gran estima y aun no entendía que Jesús era el Cristo. Juan el Bautista como todo hombre de Dios humildemente reconocía que Jesús era el Cristo y que por eso la gente quería escucharlo e ir en pos de Él. Algo que a lo mejor sus discípulos aun no alcanzaban a entender hasta este momento.
Pero sin lugar a duda la frase que más impacto me causa es la del versículo treinta: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”.
Hoy en día todos aquellos que anhelamos agradar a Dios deberíamos decir: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”, pero ¿Qué significa menguar?, menguar significa morir a nosotros mismos y permitir que la imagen de Jesús crezca en nuestras vidas.
Es una lástima ver como muchos “cristianos” que asisten regularmente a sus Iglesias dejan mucho que desear en su vida cotidiana, puesto que aun vienen arrastrando costumbres de la vida en pecado. Menguar significa que el viejo hombre que tenemos dentro vaya desapareciendo, no permitirle que haga lo que antes le gustaba hacer, no permitir que se sacie en el pecado, sino que se sacie en la verdad.
Definitivamente TODOS necesitamos menguar en nuestra vida, ya sea con nuestro caracteres, con nuestra forma de hablar, con nuestra forma de ver las cosas, etc. Muchos de nosotros no permitimos que Jesús crezca en nuestra vida, porque Él no puede crecer sobre un terreno lleno de pecado, pues no hay compatibilidad entre lo santo y lo impuro.
Amigo mío, Dios quiere crecer en ti, pero necesita una vida que esté dispuesta a menguar, una vida que reconozca sus limitaciones y sus debilidades humanas, pero que también tenga el deseo de salir adelante, de permitir que Jesús gobierne sobre su vida, para que así pueda mostrar en tu vida, la imagen de Cristo.
La única forma de permitir que Cristo crezca en nosotros, es comenzar a menguar, evitar el pecado, evitar las ocasiones para que este llegue a tu vida a tentarte, evitar las compañías que te motivaran a fallarle a Dios, eso y muchas cosas más te llevaran a que poco a poco vayas menguando a tu viejo hombre y cuando esto comience a ocurrir, Cristo comenzara a crecer, pues existirá un terreno que aunque no perfecto, pero que si está dispuesto a que la semilla de la verdad y la santidad crezca en él.
Julio Cabrera

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