Lectura bíblica Hechos 4: 1-12(12)
1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Continuamos
nuestro viaje por las páginas del libro de Hechos de los Apóstoles.
En
esta ocasión vamos a aclarar un poco estas castas constituidas por sacerdotes, guardias
y saduceos.
Curiosamente
eran los mas molestos con el anuncio de la buenas nuevas y con la curación del
cojo, que a propósito dice este capítulo en el verso 22 que tenía cuarenta
años.
Les molestaba y mucho que se dijera que Jesús
había resucitado. Al parecer lo querían muerto y no vivo, esto les contristaba
y les cambiaba su forma de gobierno, perdían autoridad, no se podía explicar
que alguien a quien mataron esté vivo.
Aquí
se sucede el primer gran anuncio ante las autoridades. Es Jesucristo el autor
de la curación del cojo.
Aprovecha
para dejarnos una enseñanza reveladora y aclaradora
En
el verso 11, Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la
cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
Han
pasado los años y esta verdad se ha ocultado. Hoy se dice que Pedro es la
piedra sobre la cual se edifica la iglesia.
Gastaremos
algunos minutos para explicarlo y enriquecerlo con el texto bíblico, con la
esperanza de desvirtuar todo falso concepto.
La
iglesia de Jesucristo reconoce a Jesús como la piedra angular.
El
verso de oro es aquel que continúa y declara que en “ningún otro hay
salvación”.
Todo
esto sucedía cuando los mantenían detenidos a Pedro y a Juan. Les era imposible
levantar una acusación por cuanto era evidente que el hombre estaba sano. No
eran las letras , ni el dinero, ni la posición social, ni sus conexiones
políticas las que les sirvieron, pues dice la biblia que eran sin letras y del
vulgo. Lo que hacía la diferencia es que se notaban que estuvieron con Jesús.
Cuánto
nos toca aprender de esta lección. El mundo necesita vernos y de esa manera
conocer a Jesús. Lo que es mas dice la palabra que cuando oraban temblaba el
lugar y el ES los conmovía.
Reiteradas
veces se menciona que todos tenían las cosas en común, ponían sus cosas a los
pies de los apóstoles y se repartía según su necesidad. Esto merece un
comentario aparte.
Pastor Roberto Proaño
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