Lectura bíblica: 1 Samuel 1:1-28 (27)
1
Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba
Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf,
efrateo.
2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.
3 Y
todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para
ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos
hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.
4 Y
cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina
su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.
5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.
6 Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
7 Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía.
8 Y
Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y
por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
9 Y
se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el
sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de
Jehová,
10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.
11 E
hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la
aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu
sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a
Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.
13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.
14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.
15 Y
Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada
de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma
delante de Jehová.
16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.
17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.
18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
19 Y
levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y
fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se
acordó de ella.
20 Aconteció
que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz
un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a
Jehová.
21 Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto.
22 Pero
Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea
destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se
quede allá para siempre.
23 Y
Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate
hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se
quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó.
24 Después
que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de
harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y
el niño era pequeño.
25 Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.
26 Y ella dijo: !!Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.
27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.
28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.
Y adoró allí a Jehová.
En esta oportunidad
revisaremos la vida de una mujer que sufre por la esterilidad, no puede
tener hijos, nos recuerda lo sucedido con Sara y Abraham.
El
nombre de su esposo es Elcana. Este hombre era bígamo, lo cual no
significa que la biblia lo muestre como ejemplo a seguirse sino mas bien
lo contrario.
Su otra esposa se llamaba Penina, que significa
Perla, mientras que Ana significa Gracia.La diferencia sustancial entre
estas dos mujeres era que la una tenía hijos y la otra no, lo cual le
servía como argumento para molestarla a la segunda. En contraparte dice
el relato bíblico que Elcana prefería a Ana a pesar de no tener hijos
con ella.
Por un momento haremos abstracción del tema de la
bigamia y analizaremos la conducta de estas dos mujeres. La maternidad
otorga una distinción a la mujer y una aflicción a la que no puede
concebir.
Ser como Penina, no es una distinción. Es una vergüenza
que usa esta bendición de ser madre para conseguir beneficios
temporales. Provocaba el dolor de Ana porque el Señor no le había dado
la oportunidad de ser madre. La hería y le provocaba ira, irritándola y
entristeciéndola.
Hoy en día aquellos varones que distraen su
vida teniendo hijos fuera del matrimonio, lo que consiguen es levantar
ira y entristecerse, para el resto de la vida, a no ser que el Señor les
conceda el perdón y sus esposas hagan lo propio.
Por otro lado
esta historia nos anima a reconocer que Dios es el Dios de la vida.
Miremos lo que hizo Ana en su desesperación. Oró fervientemente a Jehová
qué consiguió? Que le responda dándole un hijo en su vientre.
Lo
notable es que siendo su único y pretendido hijo, ella lo ofrece a
Señor y este hijo llamado Samuel (Dios escuchará) es entregado a tierna
edad en el templo para que sea educado y llegue a ser el último de los
jueces de Israel.
A Samuel le corresponde educarse con Elí, pero
su carácter y dedicación la tuvo de su madre. Aun es un ejemplo para los
hijos del sacerdote que, eran un ejemplo de lo peor, me refiero a Ofni y
Finnes.
El día de hoy conviene preguntarse que modelo de mujer seguimos y que dedicación hemos hecho de nuestros hijos.
Pastor Roberto Proaño