viernes, 26 de febrero de 2016

Jesús y dos mujeres diferentes

Lectura bíblica: Lucas 10: 38-42 (Juan 11:25)

Jesús visita a Marta y a María

38 Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Retomamos nuestra serie que habla de las mujeres en la biblia. Quiero recomendar leer el libro de John Macarthur, titulado DOCE MUJERES EXTRAORDINARIAS. Personalmente su lectura me ha avivado sobre estos temas.
Hoy analizaremos la vida de dos mujeres a la luz de tres pasajes de las sagradas escrituras.
Hablaremos de Marta y de María, hermanas de Lázaro, el que murió y al que Jesús resucitó.
Usaremos los pasajes de: Lucas 10:38-42; Juan todo el capítulo 11 y Juan 12:1-8
Cada pasaje tiene una enseñanza con los mismos personajes.
Miremos el primero para descubrir una Marta hospedadora y cuidadosa de hacer sentir bien al huésped. De la lectura se desprende que la jefa del hogar era Marta y que eran jóvenes ágiles. Sin embargo había algo de diferencias entre las hermanas, la una preocupada de lo material y la otra lanzada a lo espiritual.
La lección fue rápidamente dada. Marta debía dejar sus afanes de atención materiales. María había escogido lo mejor, nutrirse de la palabra del Hijo.
En el segundo pasaje, encontramos una riqueza que es un canto a la amistad. Jesús era muy amigo de esta familia. Lázaro había enfermado y las hermanas sabían que Jesús sanaba por lo cual no concibieron que EL se alejara en vez de quedarse a su lado. Jesús sabía que un milagro en su vida era necesario.
Cuando Jesús retorna y se encuentra con el funeral y el entierro de su amigo, lloró junto a su hermana (33), entonces lo resucitó. Apreciemos las reacciones de Marta(24) y María(32) frente al mismo hecho.
Finalmente en el último pasaje miremos a Jesús agasajado por haber curado y resucitado a Lázaro. Es notable la diferencias entre los tres hermanos, mire a Marta, Lázaro sentado con Jesús y María a los pies regando el perfume que sirve para descubrir la avaricia del tesorero Judas.
Una rica historia que nos deja enseñanzas sobre como ha de ser nuestra relación con el Señor.

Pastor Roberto Proaño

miércoles, 24 de febrero de 2016

Paz y Seguridad

Lectura bíblica: 1 Samuel 26: 1-25 (9)

David perdona la vida a Saúl en Zif

26  Vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo: ¿No está David escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto?
Saúl entonces se levantó y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif.
Y acampó Saúl en el collado de Haquila, que está al oriente del desierto, junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto.
David, por tanto, envió espías, y supo con certeza que Saúl había venido.
Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él.
Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo.
David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él.
Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe.
Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?
10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca,
11 guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.
12 Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos.
13 Entonces pasó David al lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos.
14 Y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que gritas al rey?
15 Y dijo David a Abner: ¿No eres tú un hombre? ¿y quién hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey.
16 Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues, ahora, dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera.
17 Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío.
18 Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano?
19 Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte él la ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.
20 No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes.
21 Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera.
22 Y David respondió y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de los criados y tómela.
23 Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad; pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehová.
24 Y he aquí, como tu vida ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, así sea mi vida a los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción.
25 Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se fue por su camino, y Saúl se volvió a su lugar.
Me veo en la forzada situación de dar un giro en mis mensajes planificados. No puedo dejar de transmitir lo que Dios me ha dado en estos días. Me atrevo a decir que es el ES quien inspira estas meditaciones por la vivencias que tenemos.
Como es público y notorio nuestro co-pastor no está presente pero gracias a Dios está vivo y nos está escuchando.
Culminamos la semana con el sabor de victoria, con muchas interrogantes, algunas sin respuestas todavía y otras definitivamente. Qué nos queda de saldo luego de esta jornada?
1.- Qué las oraciones son escuchadas y atendidas por nuestro Señor.
2.- Que una iglesia es fuerte en tanto su comunión se mantiene.
3.- Que el liderazgo debe tener cobertura de oración permanentemente.
4.- Que la lucha es espiritual
5.- Que estamos expuestos al mal todo el tiempo
Entonces en ese marco de referencia quiero tomar este pasaje que el Señor me regaló el día siguiente de los hechos.
Es la historia de Saúl y de David.
Sobresale la vida de David, de espíritu guerrero y perseverante.
El se encuentra con la posibilidad de matar a Saúl a través de un sicario como era Abisaí. Pero David con un sentido altísimo de respeto por un ungido de Jehová pronuncia lo dicho en el verso 9. Lo repite en el verso 11 y así dicta la lección mas grande que se puede dar en términos de respeto para los siervos del Dios altísimo.
La ira de Dios se encenderá sobre aquel que toque a sus siervos.
Resalta mas aun el texto de Isaías, mi favorito: TU GUARDARÁS EN COMPLETA PAZ………
Hemos salido fortalecidos, prueba superada, ánimo SILOE, Dios nos acompaña cada día.

Pastor Roberto Proaño

Amor verdadero

Lectura bíblica: Juan 4: 1-30 (29)

Jesús y la mujer samaritana

Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
(aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
Y le era necesario pasar por Samaria.
Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.
27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
Esta es la historia incomparable de una mujer conocida como la samaritana.
El escenario hay que entenderlo para lograr capturar la trascendencia que tiene la narración.
Si miramos con detenimiento el mapa de este tiempo nos daremos cuenta de la vecindad que tenían los dos pueblos, el samaritano y el judío, pero al revisar la historia también nos daremos cuenta de la enemistad que existía entre estos dos pueblos, de modo que un judío para pasar hacia el sur debía dar se la vuelta por el este del Jordán lo cual hacía el viaje mas largo pero mas seguro. Cruzarlo era peligroso.
Basta echar un vistazo al libro de Nehemías cap. 4:1-2 para reconocer el problema. Fue a mediados del siglo V aC cuando un nieto del sacerdote judío se casó con una hija de Sanbalat, quien al momento era uno de los principales gobernadores de Samaria.
Los samaritanos eran considerados una amenaza para la pureza de Israel, a tal extremo que los habían construido en el monte Gerizim otro altar para que compitiera con Jerusalén y decían que aquí se debía adorar a Dios. Creían y respetaban el pentateuco pero no así los salmos ni los profetas.
Fue un siglo y medio antes de la venida de Jesús, en época delos macabeos que se destruye el templo en Gerizim, sin embargo se consideraba el lugar sagrado para los samaritanos.
Por otro lado estaba allí el pozo de Jacob, primera propiedad enclavada de la tierra prometida, en donde también se encuentra el lugar en donde se sepultó a José (Josué 24:32). Allí Jacob puso su tienda para acampar (Génesis 33:18-19) y construyó un altar que lo llamó El-Elohe-Tsrael que significa “El Dios de Israel”. El pozo era el lugar mas emblemático, daba agua dulce a diferencia de losa salobres fuentes que le rodeaban.
Bueno en este escenario se da el diálogo mas impactante de Jesús con una mujer muy necesitada pero inteligente y llena de argumentos para evadir a Jesús.
El Señor sabía todo el antecedente histórico y religioso pero sobre todas las diferencia conocía la necesidad de esta mujer y le ofrece calmar su sed espiritual. Ella se quebranta e inicia una nueva vida con Jesús.
Quiera Dios que nosotros también seamos tocados en nuestra necesidad y calmados la sed espiritual sin importar, nacionalidad, raza, sexo, etc.

Pastor Roberto Proaño

jueves, 4 de febrero de 2016

Una mujer consagrada a Dios

Lectura bíblica: 1 Samuel 1:1-28 (27)

Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.
Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.
Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.
Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.
Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.
Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía.
Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,
10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.
11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.
13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.
14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.
15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.
16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.
17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.
18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.
20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.
21 Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto.
22 Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre.
23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó.
24 Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño.
25 Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.
26 Y ella dijo: !!Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.
27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.
28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.
Y adoró allí a Jehová.
En esta oportunidad revisaremos la vida de una mujer que sufre por la esterilidad, no puede tener hijos, nos recuerda lo sucedido con Sara y Abraham.
El nombre de su esposo es Elcana. Este hombre era bígamo, lo cual no significa que la biblia lo muestre como ejemplo a seguirse sino mas bien lo contrario.
Su otra esposa se llamaba Penina, que significa Perla, mientras que Ana significa Gracia.La diferencia sustancial entre estas dos mujeres era que la una tenía hijos y la otra no, lo cual le servía como argumento para molestarla a la segunda. En contraparte dice el relato bíblico que Elcana prefería a Ana a pesar de no tener hijos con ella.
Por un momento haremos abstracción del tema de la bigamia y analizaremos la conducta de estas dos mujeres. La maternidad otorga una distinción a la mujer y una aflicción a la que no puede concebir.
Ser como Penina, no es una distinción. Es una vergüenza que usa esta bendición de ser madre para conseguir beneficios temporales. Provocaba el dolor de Ana porque el Señor no le había dado la oportunidad de ser madre. La hería y le provocaba ira, irritándola y entristeciéndola.
Hoy en día aquellos varones que distraen su vida teniendo hijos fuera del matrimonio, lo que consiguen es levantar ira y entristecerse, para el resto de la vida, a no ser que el Señor les conceda el perdón y sus esposas hagan lo propio.
Por otro lado esta historia nos anima a reconocer que Dios es el Dios de la vida. Miremos lo que hizo Ana en su desesperación. Oró fervientemente a Jehová qué consiguió? Que le responda dándole un hijo en su vientre.
Lo notable es que siendo su único y pretendido hijo, ella lo ofrece a Señor y este hijo llamado Samuel (Dios escuchará) es entregado a tierna edad en el templo para que sea educado y llegue a ser el último de los jueces de Israel.
A Samuel le corresponde educarse con Elí, pero su carácter y dedicación la tuvo de su madre. Aun es un ejemplo para los hijos del sacerdote que, eran un ejemplo de lo peor, me refiero a Ofni y Finnes.
El día de hoy conviene preguntarse que modelo de mujer seguimos y que dedicación hemos hecho de nuestros hijos.

Pastor Roberto Proaño
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