miércoles, 24 de febrero de 2016

Amor verdadero

Lectura bíblica: Juan 4: 1-30 (29)

Jesús y la mujer samaritana

Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
(aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
Y le era necesario pasar por Samaria.
Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.
27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
Esta es la historia incomparable de una mujer conocida como la samaritana.
El escenario hay que entenderlo para lograr capturar la trascendencia que tiene la narración.
Si miramos con detenimiento el mapa de este tiempo nos daremos cuenta de la vecindad que tenían los dos pueblos, el samaritano y el judío, pero al revisar la historia también nos daremos cuenta de la enemistad que existía entre estos dos pueblos, de modo que un judío para pasar hacia el sur debía dar se la vuelta por el este del Jordán lo cual hacía el viaje mas largo pero mas seguro. Cruzarlo era peligroso.
Basta echar un vistazo al libro de Nehemías cap. 4:1-2 para reconocer el problema. Fue a mediados del siglo V aC cuando un nieto del sacerdote judío se casó con una hija de Sanbalat, quien al momento era uno de los principales gobernadores de Samaria.
Los samaritanos eran considerados una amenaza para la pureza de Israel, a tal extremo que los habían construido en el monte Gerizim otro altar para que compitiera con Jerusalén y decían que aquí se debía adorar a Dios. Creían y respetaban el pentateuco pero no así los salmos ni los profetas.
Fue un siglo y medio antes de la venida de Jesús, en época delos macabeos que se destruye el templo en Gerizim, sin embargo se consideraba el lugar sagrado para los samaritanos.
Por otro lado estaba allí el pozo de Jacob, primera propiedad enclavada de la tierra prometida, en donde también se encuentra el lugar en donde se sepultó a José (Josué 24:32). Allí Jacob puso su tienda para acampar (Génesis 33:18-19) y construyó un altar que lo llamó El-Elohe-Tsrael que significa “El Dios de Israel”. El pozo era el lugar mas emblemático, daba agua dulce a diferencia de losa salobres fuentes que le rodeaban.
Bueno en este escenario se da el diálogo mas impactante de Jesús con una mujer muy necesitada pero inteligente y llena de argumentos para evadir a Jesús.
El Señor sabía todo el antecedente histórico y religioso pero sobre todas las diferencia conocía la necesidad de esta mujer y le ofrece calmar su sed espiritual. Ella se quebranta e inicia una nueva vida con Jesús.
Quiera Dios que nosotros también seamos tocados en nuestra necesidad y calmados la sed espiritual sin importar, nacionalidad, raza, sexo, etc.

Pastor Roberto Proaño

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