2:32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
3:1 ¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, sin apartarte del pillaje!
3:2 Chasquido de látigo, y fragor de ruedas, caballo atropellador, y carro que salta;
Representantes de la Unión Europea han calificado el accidente nuclear en Japón como un “Apocalipsis” y asegura que las autoridades de ese país han perdido el control sobre la situación del reactor nuclear Fukushima luego del terremoto y posterior tsunami.
Mientras tanto, miles y miles de personas extranjeras y propias de Tokio han comenzado a abandonar la ciudad por temor a contaminarse con radiación nuclear. Una gran cantidad de aerolíneas han evitado aterrizar en Tokio por temores y por la emergencia en los accidentes ocurridos en la planta de energía atómica.
Autoridades japonesas ordenaron la evacuación de 750 personas de la planta Fukushima. Ahora quedan únicamente 50 técnicos que continúan trabajando para evitar una nueva explosión.
Francia elevó el nivel de alerta por la emergencia nuclear en 6, en una escala de 7. Sólo Chernóbil ha tenido el rango de nivel 7 en esta escala.
¿Qué estamos haciendo nosotros como Iglesia ante esta catástrofe? Quizás, por lo pronto, lo único que podamos hacer es unirnos en oración y actuar en cuanto a la misión que Jesús nos ha dado. Justamente el próximo viernes celebraremos la primera vigilia del 2011, y esperamos interceder por las necesidades de muchas personas en el mundo, en el Ecuador y en nuestra congregación.
Los tiempos son difíciles, y muchas de las cosas que están sucediendo hablan las Escrituras. Por lo tanto, reflexionemos sobre nuestra vida, nuestra situación delante de Dios y las personas, y dispongamos nuestro corazón para servir a Dios junto a nuestros hermanos que forman parte de esta familia de la fe llamada Siloé.
Pr. Julio
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