sábado, 21 de mayo de 2011

El día del Señor

Sofonías 3:14-20 (17)




3:14 Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén.
3:15 Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal.
3:16 En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos.
3:17 Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. 3:18 Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de ella era una carga.
3:19 He aquí, en aquel tiempo yo apremiaré a todos tus opresores; y salvaré a la que cojea, y recogeré la descarriada; y os pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra.
3:20 En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová.

Siguiendo esta serie de artículos sobre los profetas bíblicos y el reflejo de actualidad de su mensaje, dediquémosle hoy un poco de nuestra atención a un profeta casi desconocido, pero muy importante, ya que él dio un paso nuevo en el proceso de revelación: es la primera vez que se dice en la Biblia que la esperanza del futuro está en los pobres.
Más o menos cincuenta años después de las profecías de Miqueas e Isaías, a mitad del siglo VII antes de Cristo, comenzó a actuar Sofonías en Judá. Como para la Biblia lo importante es la Palabra de Dios que dice el profeta, y no tanto su vida personal, sabemos pocas cosas de este profeta.
Sofonías coincide con los profetas anteriores en una visión negativa de la sociedad de su tiempo. Constata la explotación de los poderosos, junto con la obsesión por el comercio y la confianza en la riqueza, que han convertido a Jerusalén en una ciudad “rebelde, manchada y opresora”.
A la lista habitual de responsables: autoridades, jueces, sacerdotes, falsos profetas, añade un grupo nuevo, el de "los hijos del rey”. Poco a poco se va rompiendo el miedo a denunciar a la realeza del reino del sur, Judá; Sofonías da un paso adelante preparando la dura acusación de Jeremías contra el rey Joaquín, sucesor de Josías.
Veamos algunas de sus palabras: "Castigaré a los ministros, a los hijos del rey y a todos los que visten a la moda extranjera". "Ha desaparecido toda esa gentuza de comerciantes, han sido eliminados todos los que contaban la plata". "Si construyen casas, no las ocuparán; si plantan viñas, no probarán su vino".
Sofonías la fundamenta en el "pueblo humilde y pobre". Estaban cansados y decepcionados de esperar un futuro mejor a base de depositar su confianza en nuevas autoridades responsables; Sofonías les dice que ése no es el camino: la esperanza hay que apoyarla en la gente sencilla y honrada del pueblo, en ésos que no tienen nada que perder y por ello ponen su confianza sólo en Dios.

Julio Cabrera

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