Lectura bíblica: 2 Samuel 11:1-17 (Salmos 51:2)
11:1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que
salen los reyes a la
guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a
todo Israel, y
destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se
quedó en
Jerusalén.11:2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó
David de
su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el
terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 11:3
Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé
hija
de Eliam, mujer de Urías heteo. 11:4 Y envió David mensajeros, y la
tomó; y
vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su
inmundicia, y se
volvió a su casa. 11:5 Y concibió la mujer, y envió a
hacerlo saber a David,
diciendo: Estoy encinta. 11:6 Entonces David envió a
decir a Joab: Envíame a
Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David. 11:7
Cuando Urías vino a él,
David le preguntó por la salud de Joab, y por la
salud del pueblo, y por el
estado de la guerra. 11:8 Después dijo David a
Urías: Desciende a tu casa, y
lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del
rey, le fue enviado presente de
la mesa real. 11:9 Mas Urías durmió a la
puerta de la casa del rey con todos
los siervos de su señor, y no descendió
a su casa. 11:10 E hicieron saber
esto a David, diciendo: Urías no ha
descendido a su casa. Y dijo David a Urías:
¿No has venido de camino? ¿Por
qué, pues, no descendiste a tu casa? 11:11 Y
Urías respondió a David: El
arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor
Joab, y los siervos de
mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa
para comer y beber,
y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu
alma, que yo no
haré tal cosa. 11:12 Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún
hoy, y mañana te
despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el
siguiente. 11:13 Y
David lo convidó a comer y a beber con él, hasta
embriagarlo. Y él salió a
la tarde a dormir en su cama con los siervos de su
señor; mas no descendió a
su casa. 11:14 Venida la mañana, escribió David a
Joab una carta, la cual
envió por mano de Urías. 11:15 Y escribió en la
carta, diciendo: Poned a
Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y
retiraos de él, para que
sea herido y muera. 11:16 Así fue que cuando Joab
sitió la ciudad, puso a
Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres
más valientes. 11:17 Y
saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra
Joab, y cayeron algunos del
ejército de los siervos de David; y murió también
Urías heteo.
El tema de la obediencia en la vida de un cristiano, puede ser una
atadura o una seguridad, dependiendo de su punto de vista.
Permítame la analogía con el cinturón de seguridad de un vehículo. Hay
personas que no les gusta usarlo, les incomoda, no les provoca colocárselo, no
tiene ese hábito en tanto que a otras les es natural, no han completado su
rutina de conducción si no se lo abrochan y hasta se sienten incompletos.
De la misma manera la obediencia a la palabra de Dios para algunos es
incómoda y para otros es necesaria y no cuestionable.
Al final de este mensaje Ud. deberá `preguntarse si se siente cómodo y
le es natural vivir como un cristiano obediente o le es difícil o impositiva la
obediencia en su vida.
Vamos a recrear la vida del rey David en este segmento, cuando fue
desobediente y le costó mucho precio el rehabilitarse.
Fijémonos en los detalles de esta estupenda narración, comenzando con
el verso 2 que describe a un rey “espiando” desde su terraza. Es el comienzo
del desastre. En el verso 3 su mente ya fue más allá. Lo que sigue es una
coincidencia del pecado y no una “buena suerte” que confirmaba su error y él no
lo veía. Sus afectos y sentimientos comenzaron a gobernar a lo loco, las
fronteras de su vida espiritual se perdieron, el placer lo tenía tomado del
cuello.
Lo que continúa es la trama inteligente de un hombre que además tenía
poder y creía que podía engañarse y engañar
a los demás. Que equivocado estaba.
Nunca imaginó el dolor que iba a sufrir y que lo compartiría con otros
a su alrededor.
Siempre en la vida cristiana habrá alguien que Dios usa para
devolvernos la cordura y aunque va a ser doloroso, es necesario.
Revisemos el salmo 51 y entenderemos ese dolor, pero a la vez miremos
la misericordia de Dios par con el pecador.
Dios nos bendiga
Pr. Roberto Proaño
atadura o una seguridad, dependiendo de su punto de vista.
Permítame la analogía con el cinturón de seguridad de un vehículo. Hay
personas que no les gusta usarlo, les incomoda, no les provoca colocárselo, no
tiene ese hábito en tanto que a otras les es natural, no han completado su
rutina de conducción si no se lo abrochan y hasta se sienten incompletos.
De la misma manera la obediencia a la palabra de Dios para algunos es
incómoda y para otros es necesaria y no cuestionable.
Al final de este mensaje Ud. deberá `preguntarse si se siente cómodo y
le es natural vivir como un cristiano obediente o le es difícil o impositiva la
obediencia en su vida.
Vamos a recrear la vida del rey David en este segmento, cuando fue
desobediente y le costó mucho precio el rehabilitarse.
Fijémonos en los detalles de esta estupenda narración, comenzando con
el verso 2 que describe a un rey “espiando” desde su terraza. Es el comienzo
del desastre. En el verso 3 su mente ya fue más allá. Lo que sigue es una
coincidencia del pecado y no una “buena suerte” que confirmaba su error y él no
lo veía. Sus afectos y sentimientos comenzaron a gobernar a lo loco, las
fronteras de su vida espiritual se perdieron, el placer lo tenía tomado del
cuello.
Lo que continúa es la trama inteligente de un hombre que además tenía
poder y creía que podía engañarse y engañar
a los demás. Que equivocado estaba.
Nunca imaginó el dolor que iba a sufrir y que lo compartiría con otros
a su alrededor.
Siempre en la vida cristiana habrá alguien que Dios usa para
devolvernos la cordura y aunque va a ser doloroso, es necesario.
Revisemos el salmo 51 y entenderemos ese dolor, pero a la vez miremos
la misericordia de Dios par con el pecador.
Dios nos bendiga
Pr. Roberto Proaño
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