sábado, 19 de mayo de 2012

Forjando el futuro


Lectura bíblica: Nehemías 1:1-4 (Hebreos 12:12-13ª)
Nehemías
Capítulo 01
1:1 Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino,
1:2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.
1:3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.
1:4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

Hebreos
Capítulo 12
12:12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;
12:13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.



Carl Marx hizo famosa una frase que para muchos enemigos del cristianismo ha venido a ser una insignia en su opinión respecto a Dios: “La religión es el opio de los pueblos”. En parte no los culpo, y es que muchos cristianos realmente han hecho gala de vivir el evangelio como si fuera un alucinógeno que transporta al individuo a una dimensión donde el mundo y sus problemas no están presentes. Muchos cristianos viven sin metas, no se atreven a comprometerse en la realización de un futuro mejor, porque creen que todo está escrito en “la voluntad de Dios” y creen que lo que tenga que pasar, pasará. Sin embargo, la Biblia no enseña eso. Si bien es cierto, la voluntad de Dios ha sido manifestada a nosotros desde el principio, es esa misma voluntad la que nos debe llevar a luchar, sin miedos, por las metas que Dios ha puesto en nuestros corazones.

Hoy, aprenderemos lo que la Biblia dice respecto a cómo debemos forjar un futuro, obedeciendo la voz de Dios y sin salirnos de su perfecta soberanía.

Nehemías, un copero del rey persa Artajerjes, recibió un mala noticia; su pueblo estaba pasando gran mal y afrenta, ante esto, tuvo tres reacciones: lloró, oró y planificó. Estos tres elementos nos ensañarán cómo forjar un futuro dentro de lo que Dios quiere que hagamos. ¿Qué hubiese pasado si Nehemías sólo hubiese hecho una de esas cosas? si sólo hubiese llorado, o si sólo hubiese orado, o si sólo hubiese planificado. Nehemías tomó la mejor decisión, sintió profundamente el dolor de su pueblo, se lo entregó todo en las manos de Dios, pero a la vez se ofreció como herramienta en las manos de Dios para cambiar la historia de su nación. Que Dios nos hable y nos ayude a ser gente de acción, que vamos forjando un futuro tomados de su mano.  

Ptr. José L. Verdi

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