domingo, 28 de octubre de 2012

El arrebatamiento


Lectura bíblica: 1 Corintios 15:51-58 (51)

El tema del arrebatamiento, sin duda, está bastante ligado al tema de la muerte. Estamos a pocos días de presenciar la “celebración” del día de los difuntos en los países católico-romanos. Ésta es una práctica que no está acorde con lo que la Biblia dice respecto a la muerte. Por ende, he visto conveniente revisar cierta información histórica y pasajes bíblicos sobre cómo concebían la muerte los hombres de la Biblia. ¿Qué era la muerte en el Antiguo Testamento? Y ¿cómo la veían las culturas aledañas a Israel? Comprender estos temas antropológicos teológicamente, nos ayudará a entender el impacto que tuvo la revelación de Dios cambiando el valor y el concepto de la muerte en Cristo, a través del arrebatamiento o rapto de la Iglesia.
Los santos del Antiguo Testamento no conocían este misterio. Si bien es cierto, el rapto o arrebatamiento no aparece textualmente en la Biblia, hay claras alusiones al momento en que nos encontraremos con Cristo en las nubes, en un abrir y cerrar de ojos. La muerte no tendrá poder ni en vivos ni en muertos porque todos seremos transformados para encontrarnos con Jesús, en el cumplimiento cabal de su promesa.
Que la Palabra de Dios nos enseñe la verdad sobre estas festividades y nos alumbre el camino que hemos de caminar a fin de estar preparados para el sonar de la trompeta.
Que el Señor nos bendiga.
Ptr. José L. Verdi


La segunda venida de Cristo (La Parusía)


Lectura bíblica: Lucas 21: 25-37 (27)

Este conmocionante espectáculo ha tenido por generaciones en una santa expectativa a toda la iglesia de Jesucristo.
Desde luego que si revisamos los datos a los que se imputa las señales antes de la venida de Jesús, no cabe la menor duda que ha habido ciclos de esta humanidad en donde lo único que faltó es que Jesús descendiera del cielo por segunda vez. Ha este hecho se lo conoce en el griego con el nombre de PARUSIA.
Permítame describir algunas de estas señales que, durante el curso de los manantiales ya los hemos desmenuzado.
Las señales del sol, la luna y las estrellas han aumentado en nuestro tiempo. El bramido del mar y de las olas, dígase tsunamis en nuestro tiempo.
La conmoción en las potencias de los cielos, se refiere a los fenómenos atmosféricos, estratosféricos y cósmicos que ya los tenemos como noticias con más frecuencia.
Dice el evangelista que entonces se producirá la segunda venida de Jesucristo, en una nube con poder y gran gloria.
Vale la pena detenerse en este verso 27 para entender mejor este evento, miremos para ello a Daniel el profeta en el capítulo 7:13-14;        así mismo a Juan en el Apocalipsis 1:7 y a  Mateo en el 24: 34-35.
La observación puntual para nosotros está descrita en los versos 34-36 de donde se desprende que debemos revisar nuestras vidas, estar a cuentas con el Señor, revisando además nuestro tiempo de oración y velando en todo tiempo.
Que Jesús viene es cierto, que la humanidad esté lista para recibirlo es lo incierto, la iglesia suya debe estar vigilando y orando.
Dios nos bendiga.

viernes, 12 de octubre de 2012

Guerras y hambrunas, momentos para el compromiso y la perseverancia


Lectura bíblica: Marcos 13:1-27 (v. 8)
13:1 Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. 
13:2 Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.13:3 Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: 
13:4 Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? 
13:5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; 
13:6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. 
13:7 Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin. 
13:8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos. 
13:9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. 
13:10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones.
13:11 Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
13:12 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. 
13:13 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
13:14 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes. 
13:15 El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; 
13:16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.
13:17 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 
13:18 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno; 
13:19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá. 
13:20 Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días. 
13:21 Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. 
13:22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. 
13:23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes.13:24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 
13:25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas.
13:26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. 
13:27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 
Seguramente usted ya se dio cuenta, que cuanto más hablamos del cumplimiento de las señales antes del fin, el reto bíblico a perseverar y comprometernos con el evangelio es mayor. Esto puede sonar paradójico, ¿para qué perseverar y esforzarnos en construir un futuro si el fin está cerca? No nos engañemos, la iglesia es un sujeto activo de las señales y no un sujeto pasivo. Todos nosotros debemos participar activamente frente al cumplimiento de las profecías, sin sentarnos a observar lo que pasa alrededor nuestro.
Marcos 13 no es la excepción, si bien es cierto, lo descrito por Jesús en este pasaje es una profecía que hoy por hoy estamos viendo cumplirse, lo importante de este mensaje no es qué tan cerca está el fin, sino, cómo lo esperaremos. Jesús mismo habló de estas señales a sus discípulos, no para atemorizarlos, más bien, para retarlos cada vez más al compromiso, la perseverancia y el cuidado de su fe (v. 13).
Profundizaré respecto a lo que bíblicamente significa compromiso (Hebreos 11:1) y la perseverancia (v. 13) en medio de una coyuntura mundial de conflictos políticos y militares que desembocan en la mortal hambruna que azota varias partes del mundo.
Abramos nuestros corazones para oír la Palabra de Dios.
Ptr. José L. Verdi

sábado, 6 de octubre de 2012

¿Porqué Israel?


Lectura bíblica: Génesis 32:22-32 (28)
32:22 Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc.
32:23 Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía.
32:24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
32:25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.
32:26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.
32:27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
32:28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
32:29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
32:30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
32:31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.
32:32 Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo.
En el conjunto de sermones de estos tres meses hemos reunido las principales evidencias de las señales antes del fin.
No pueden estar ausentes las profecías cumplidas y que están por cumplirse con el pueblo de Israel.
En cada “manantial de SILOE” semana tras semana  revisaremos con detenimiento estas profecías.
Este domingo quiero abordar y pretendo responder una pregunta muy frecuente de mucha gente, entre los cuales posiblemente estamos nosotros. ¿Por qué Dios escogió a Israel como su pueblo?
Es complejo abordar el tema, porque tiene varias aristas sensibles y que además pueden provocar polémicas. Como pastor evangélico debo ceñirme a lo que las sagradas escrituras mencionan.
A mi modo de ver todo comienza cuando Dios llama a Abraham y lo saca de Ur de los Caldeos. Amerita entonces una explicación este hecho.
Luego necesariamente debemos hablar de su hijo Isaac, la relación con su hermano Ismael y el maltrato que se tenían sus madres.
Seguidamente tenemos el drama de los gemelos que le nacen a Isaac, estos son Jacob y Esaú. Explicaremos un poco sobre el tema de la primogenitura su compra y venta. La enemistad de los hermanos que luego terminarán reconciliándose.
Finalmente la lucha de Jacob con el ángel de Dios que termina con el cambio de su nombre por el de Israel, a quien le nacen doce hijos y que a la postre se convierte en las doce tribus del pueblo de Israel sobre quienes se desarrolla toda la historia bíblica que conocemos. Desde Rubén hasta Benjamín hay muchas historias que contar.
Este pueblo se origina entonces de una selección hecha por Dios hace cuatro mil años, cuyo padre Abraham recibe la promesa de la multiplicación en número y el protagonismo en la historia porque de el saldría el Salvador.
Que Dios añada su bendición sobre esta enseñanza y que nos prospere en la fe de lo pasado, del presente y de lo porvenir.
Pastor Roberto Proaño 
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