Lectura
bíblica: Lucas 21: 25-37 (27)
Este
conmocionante espectáculo ha tenido por generaciones en una santa expectativa a
toda la iglesia de Jesucristo.
Desde
luego que si revisamos los datos a los que se imputa las señales antes de la
venida de Jesús, no cabe la menor duda que ha habido ciclos de esta humanidad
en donde lo único que faltó es que Jesús descendiera del cielo por segunda vez.
Ha este hecho se lo conoce en el griego con el nombre de PARUSIA.
Permítame
describir algunas de estas señales que, durante el curso de los manantiales ya
los hemos desmenuzado.
Las
señales del sol, la luna y las estrellas han aumentado en nuestro tiempo. El
bramido del mar y de las olas, dígase tsunamis en nuestro tiempo.
La
conmoción en las potencias de los cielos, se refiere a los fenómenos
atmosféricos, estratosféricos y cósmicos que ya los tenemos como noticias con
más frecuencia.
Dice
el evangelista que entonces se producirá la segunda venida de Jesucristo, en
una nube con poder y gran gloria.
Vale
la pena detenerse en este verso 27 para entender mejor este evento, miremos
para ello a Daniel el profeta en el capítulo 7:13-14; así mismo a Juan en el Apocalipsis 1:7
y a Mateo en el 24: 34-35.
La
observación puntual para nosotros está descrita en los versos 34-36 de donde se
desprende que debemos revisar nuestras vidas, estar a cuentas con el Señor,
revisando además nuestro tiempo de oración y velando en todo tiempo.
Que
Jesús viene es cierto, que la humanidad esté lista para recibirlo es lo
incierto, la iglesia suya debe estar vigilando y orando.
Dios
nos bendiga.
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