2:1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,Luego de haber huido de la presencia de Dios, Jonás entra en una turbulencia en su vida.
2:2 y dijo:
Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;
Desde el seno del Seol clamé,
Y mi voz oíste.
2:3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares,
Y me rodeó la corriente;
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
2:4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos;
Mas aún veré tu santo templo.
2:5 Las aguas me rodearon hasta el alma,
Rodeóme el abismo;
El alga se enredó a mi cabeza.
2:6 Descendí a los cimientos de los montes;
La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre;
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.
2:7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová,
Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
2:8 Los que siguen vanidades ilusorias,
Su misericordia abandonan.
2:9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios;
Pagaré lo que prometí.
La salvación es de Jehová.
2:10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
Resignado a recibir su culpa cae a las aguas del mar, vale decir que se lanzó al abandono. Posiblemente fue una caída angustiosa, quien sabe cerró sus ojos y aguantó el impacto, quizás luchó contra las fuerzas de las aguas hasta que se rindió.
Justo cuando lo daba por perdido todo, sucede este gran milagro, el inesperado momento en que Dios se aparece, EL había provisto un pez, lo llamamos ballena pero no sabemos si sería este mamífero u otro parecido que se lo tragó y dice el texto bíblico que permaneció en su vientre, tres días y tres noches.
Esta habitación inusual preservó la vida de Jonás en condiciones extremas. Podemos imaginar las condiciones de oscuridad, de inmersión y presurización, de humedad permanente y de mal olor, quizás nauseabundo lugar, sin cama, frío, sin ventilación.
Lo único que podía hacer mientras estaba consciente era orar al Señor.
Este es el inicio de la búsqueda de Dios. Cuando las condiciones en la vida son precarias siempre encontraremos las palabras para hablar con el Creador.
Vale la pena pasar por las palabras de esta oración de Jonás y probablemente sean las misma de algunos de nosotros cuando estamos desesperados.
La gente que ha estado cerca de morir cuenta como en minutos su vida pasa por la mente. Cuadros rápidos con la foto de sus más queridos se muestran vívidamente.
Reconocer el pecado que nos aleja de Dios es lo primordial.
Buscar su misericordia significa humillarse en su presencia.
Cantar y alabar a Dios en los momentos más difíciles, ayuda, abre el corazón y el entendimiento.
Ofrecer tu vida a cambio puede significar la salvación.
Esto le pasó a Jonás y el pez lo devolvió a tierra.
Pastor:Dr. Roberto Proaño