Lectura bíblica: Abdías (todo el capítulo) (1:3)
1:1 Visión de Abdías. Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantémonos contra este pueblo en batalla.
1:2 He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera.
1:3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?
1:4 Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová.
1:5 Si ladrones vinieran a ti, o robadores de noche (¡cómo has sido destruido!), ¿no hurtarían lo que les bastase? Si entraran a ti vendimiadores, ¿no dejarían algún rebusco?
1:6 ¡Cómo fueron escudriñadas las cosas de Esaú! Sus tesoros escondidos fueron buscados.
1:7 Todos tus aliados te han engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que comían tu pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento.
1:8 ¿No haré que perezcan en aquel día, dice Jehová, los sabios de Edom, y la prudencia del monte de Esaú?
1:9 Y tus valientes, oh Temán, serán amedrentados; porque todo hombre será cortado del monte de Esaú por el estrago.
1:10 Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre.
1:11 El día que estando tú delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos.
1:12 Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia.
1:13 No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad.
1:14 Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste haber entregado a los que quedaban en el día de angustia.
1:15 Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza.
1:De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido.
1:17 Mas en el monte de Sion habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones.
1:18 La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho.
1:19 Y los del Neguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos; poseerán también los campos de Efraín, y los campos de Samaria; y Benjamín a Galaad.
1:20 Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad poseerán las ciudades del Neguev.
1:21 Y subirán salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová.
Si usted leyó este pasaje de veinte y un versos, entonces ha leído un libro de la biblia.
Es un libro corto, quizás el menor de los profetas menores por su extensión, no por ello su profecía es de poca importancia.
Nos muestra el resultado de una vida enemistada, que vive en soberbia, que se goza del dolor que sufre nada menos que su hermano.
Hay que remontarse a la historia desde Isaac y Rebeca, quienes tuvieron gemelos y estos protagonizaron problemas aun desde el vientre de la madre, sus nombres Esaú y Jacob.
Recordemos esta historia relatada en el texto bíblico en Génesis 25. Esaú quiere decir “velludo”, pero también fue conocido como Edom que quiere decir rojo, debido a la historia de venta de su primogenitura por un plato de lentejas o “guiso rojo”.
Por otro lado estaba Jacob, cuyo nombre significa Israel y fue aquel que peleó con el ángel hasta que lo bendijera.
Estos dos hermanos representaron a dos pueblos que se enemistaron desde siempre.
Cuando Israel salió de Egipto, Esaú le negó el paso por su tierra, Números 20:14-21, no obstante Israel había sido instruido para ser amable con ellos, según Deuteronomio 23: 7,8.
Abdías está profetizando contra Edom porque se ha portado mal con Israel y le anticipa que va a sufrir igualmente como hizo sufrir.
Mientras los israelitas vivían establemente en su tierra, los Edomitas lo hacían en las montañas y se mudaban fácilmente.
Fueron crueles y se gozaron cuando Judá fue invadida. Abdías les anticipa de las calamidades que le sobrevendrán.
Impresiona al estudioso de la biblia el parecido de esta profecía en los versos 1 al 9, con la hecha por Jeremías en el capítulo 49: 7-22
No importando quien fue el primero. Este tema del orgullo y la maldad, nos enseña como Dios maneja estas situaciones aún el día de hoy.
Pastor: Roberto Proaño
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