domingo, 9 de marzo de 2014

Perdón y olvido

Lectura bíblica: Amós cap. 9  (8: 11)
9:1  Vi al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Derriba el capitel, y estremézcanse las puertas, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos; y al postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien huya, ni quien escape.
9:2 Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender.
9:3 Si se escondieren en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; y aunque se escondieren de delante de mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los morderá.
9:4 Y si fueren en cautiverio delante de sus enemigos, allí mandaré la espada, y los matará; y pondré sobre ellos mis ojos para mal, y no para bien.
9:5 El Señor, Jehová de los ejércitos, es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en ella moran; y crecerá toda como un río, y mermará luego como el río de Egipto.
9:6 El edificó en el cielo sus cámaras, y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; Jehová es su nombre.
9:7 Hijos de Israel, ¿no me sois vosotros como hijos de etíopes, dice Jehová? ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, y a los filisteos de Caftor, y de Kir a los arameos?
9:8 He aquí los ojos de Jehová el Señor están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la faz de la tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová.
9:9 Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra.
9:10 A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: No se acercará, ni nos alcanzará el mal.
9:11 En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado;
9:12 para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto.
9:13 He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán.
9:14 Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos.
9:15 Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo.
Esta singular expresión, acuñada en los pasados años de la política ecuatoriana, se me vino a la mente con el epílogo de este libro profético, en donde Amós finalmente muestra el gran amor de Dios.
Los capítulos precedentes describen el castigo de Dios para con el pueblo infiel, llamo la atención al verso 11 del capítulo 8, en donde se dice:
 “He aquí viene días , dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová”.
Con el agravante de que no la encontrarán en ningún lado.
En este mundo de la ciencia, nos movemos entre congresos, seminarios, talleres. La informática nos inunda de información, las suscripciones para mantenernos actualizados son el pan de cada día.
Si usted quiere puede hacer un curso “on line” y hasta recibir un diploma de haber culminado sus estudios a distancia. Milagrosamente todavía la cirugía necesita de un tutor y práctica supervisada. Nadie quiere ser atendido por un médico de título virtual.
Pero curiosamente los estudios bíblicos cada vez son mas escasos.
Estudiar la palabra de Dios, reunirse para orar y tener comunión es un modelo en extinción.
Dice la biblia que llegarán los días cuando buscarán y no encontrarán un lugar para estudiar la palabra de Jehová. Esto refuerza nuestra dedicación a los “manantiales”.
Recuerden queridos hermanos que el centro de nuestra reunión es la palabra de Dios, todo lo demás el mismo Señor lo añade para bendición. Abramos las puertas de nuestras casas por que hay gente con hambre de la palabra.
El colofón de esta hambre es que el Señor muestra su gran amor, perdona y olvida nuestras deudas,  mientras a cambio adquirimos el compromiso de ser santos como EL es santo.



Pastor: Dr. Roberto Proaño

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