Lectura bíblica: Eclesiastés 3:1-15 (11)
3:1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
3:2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
3:3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
3:4 tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
3:5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
3:6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
3:7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 3:8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
3:9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
3:10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
3:11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
3:12 Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;
3:13 y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
3:14 He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.
3:15 Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.
Iniciamos una nueva serie de temas, relacionados con los desafíos del
Compromiso Cristiano, es decir de la Fe verdadera.
El primero que me asaltó es el que tiene que ver con la conciencia de
la vida eterna.
Revisando la historia de la iglesia me he topado con que este fue uno
de los puntos cardinales de la lucha que libraron los cristianos del primer
siglo. Hubieron filósofos contrarios a la predica de Jesús que desenfadadamente
predicaban que no hay tal vida eterna.
Hoy a dos mil años de las enseñanzas de maestro de Galilea hay personas
que creen lo mismo. Por ventura el ES sigue iluminando las vidas de más y más
personas en el mundo.
Este pasaje divide claramente lo que para el Predicador es
indiscutible, unas son las cosas que con el cronos realizamos y otras las del Kyrios.
En las terrenales basta organizarse para encontrar tiempo para todo, en
las celestiales basta tener a Jesús para tener VIDA.
El evangelista Juan, aquel que casi muere quemado por aceite, que
escribió el Apocalipsis, nos revela que Jesús vino para darnos vida eterna.
La secuencia de este proceso comienza con un cambio de vida, de derrota
a victoria, de oscuridad a claridad, de tristeza a alegría, de sin propósito a
con propósito.
Si perdemos la conciencia de eternidad entonces somos dignos de
lástima, al contrario lo que nos cambia la vida y nos hace vivir en abundancia
es la seguridad de una nueva vida, en donde la muerte no gana ni es el fin.
Recreemos algunas de esas escenas de la vida de Jesús para incluir allí
la nuestra.
Dios nos bendiga
Pr. Roberto Proaño
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