martes, 20 de octubre de 2015

El fin del Sermón

Lectura bíblica: Mateo 7: 13-29

La puerta estrecha

(Lc. 13.24)

13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Por sus frutos los conoceréis

(Lc. 6.43-44)

15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.

Nunca os conocí

(Lc. 13.25-27)

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Los dos cimientos

(Lc. 6.46-49)

24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Cuando Jesús da por terminado el Sermón del Monte, deja cuatro indicaciones claras, dos de ellas se refieren al carácter del individuo y las otras dos al hábitat de ese individuo.
Miremos las dos primeras.
Desde el verso 15 hasta el 20, el tema es el del fruto. No se pueden esperar peras del olmo, dice un refrán español muy popular. Cada uno de los árboles tiene definido genéticamente su interior y gestará en sus entrañas el fruto para el cual está diseñado.
Los higos vendrán de una higuera, las manzanas de un manzano etc.
Jesús usa esta condición para señalar que hay falsos maestros y profetas quienes se disfrazan de ovejas pero por dentro son lobos rapaces. ¿Cómo distinguirlos? Por sus frutos.
Es fácil entonces saber con quien nos relacionamos, tan pronto vemos sus frutos. Averiguar sus antecedentes, lo que hoy en día se llama el CV en el talento humano y la consiguiente entrevista, nos debe dejar una claridad sobre quien es el personaje que predica o que dice ser el líder.
En consecuencia Jesús advierte que no es por el lenguaje ni por las formas. Muchos podrán cantar en el coro de la iglesia. Podrán ser activos miembros de los grupos de evangelización. Digo yo que pueden ser fieles asistentes de los manantiales y sin embargo sino han recibido a Jesús como su Salvador personal, van a escuchar estas palabras” Nunca os conocí, apartaos de mi….”
Las que se refieren al hábitat del individuo.
El camino del cristiano es estrecho en contraste con el del mundo que lleva a la perdición que es amplio y espacioso. De la misma manera la puerta de entrada al reino de Dios es estrecha. Qué significa esta enseñanza. Que mucho de lo que llevamos nos puede estorbar y no nos deja pasar por esa puerta. Por eso pocos la hallan.
Finalmente la construcción de un cristiano se funda sobre roca sólida y esto demanda conocer el terreno, cavar profundo, descansar en su solidez, no preocuparse por el temporal. Lo contrario es exponerse a construir la casa sobre la arena en donde los vientos y las tempestades la echarán por los suelos.
Que DIos nos bendiga con estas enseñanzas en la vida personal y familiar.

Pastor Roberto Proaño

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