martes, 10 de mayo de 2016

Un equipo de hombres

Lectura bíblica: Marcos 9: 33-41 (40)

¿Quién es el mayor?

(Mt. 18.1-5; Lc. 9.46-48)

33 Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?
34 Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.
35 Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.
36 Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo:
37 El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.

El que no es contra nosotros, por nosotros es

(Lc. 9.49-50)

38 Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía.
39 Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.
40 Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.
41 Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
A no dudarlo este es un episodio apasionante den la vida del maestro de Galilea. Escoger doce hombres para armar su equipo de trabajo no fue tarea fácil.
Primero debemos reconocer que en un ambiente de pesca los primeros en ser citados iban a ser pescadores. Pero también estuvieron tomados en cuenta otros como Mateo el publicano. Judas el tesorero.
Personalmente tengo el vivo interés de conocer las cualidades de estos hombres y obtener de estas observaciones las lecciones para nuestras vidas.
Voy a comenzar con JUAN. El autor del evangelio y de las tres epístolas y desde luego del Apocalipsis.
Por alguna razón religiosa la imagen de Juan ha sido dibujada como el discípulo del amor, inofensivo y que arrima su cabeza en el hombro del maestro durante la cena última.
Oh sorpresa se trata de un discípulo de difícil carácter. El y su hermano Jacobo eran conocidos como los Boanerges o hijos del trueno.
En el pasaje leído esta mañana se pone en evidencia que eran los que discutían por un mejor puesto de distinción y Jesús les descubre y le hace entender que si quieren ser distinguidos deben ser buenos servidores.
Se resiente porque ve competencia en otros cristianos. Al menos esto fue o que sucedió cuando un hombre sanaba en el nombre de Jesús y fue reprendido. Igualmente recibe la lección del maestro.
Para Juan no hay tonos grises, o es blanco o es negro y no anda con disimulos, dice las cosas directas, leamos 1 de Juan 2:1, en donde conmina al pecador a no seguir pecando y a arrepentirse. Lo contrario sería hacer mentiroso a Dios (1:8 y 10)
De Juan vamos a aprender como guardar el equilibrio entre el amor y la verdad. Dios es amor va a declararlo en 1 Juan 4:8.
El perdón es un ejercicio de piedad que no lo conocía de no ser por Jesús.
Es fantástica la evolución de este hombre de trueno, cuando escribe el Apocalipsis y Dios le entrega la revelación mas importante que es su segunda venida.

Pastor Roberto Proaño

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