El cristiano y sus padecimientos

Lectura bíblica: 2 Tesalonicenses 1:1-12 (5)

Sin temor a equivocarme, el tema del sufrimiento es común en todos los ambientes. No importa cuan sólida sea su economía, su preparación académica, su nivel social, sus amistades influyentes, etc. que los momentos de apremio se presentan y muchos son de calamidad.
Cómo debe ser la conducta cristiana en esos momentos?
Permítame tomar de este pasaje la enseñanza, que si bien el apóstol Pablo la usa para el momento en que la iglesia de Tesalónica experimenta ataques de orden espiritual. Específicamente se había levantado una versión acerca de la segunda venida de Jesús, diciendo que esto ya había sucedido y que no pasó nada de lo anunciado. A esto se refiere el verso 4. Luego del verso 5 al 10 miremos la respuesta del apóstol y el ánimo que les da.
Mas sin embrago me parece oportuno trasladar esta experiencia al nivel personal, el día de hoy. Cuando aparentemente tenemos todo solucionado y poco o nada le importa al mundo la segunda venida del Señor, de forma repentina se presentan las crisis en nuestras vidas. Quizá la más severa es la pérdida de la vida y su pródromo, la pérdida de la salud.
Hace falta recoger del verso 4 dos cualidades: paciencia y fe; para enfrentar persecuciones y tribulaciones.
Paciencia, cualidad que se adquiere durante las pruebas. No hay otra manera de obtenerla y es cruel en muchas circunstancias porque deseamos vehementemente que las respuestas sean inmediatas.
Fe, cualidad que igualmente se cultiva con la esperanza, van tomadas de la mano. Desde luego uno puede ejercer la fe en uno mismo o en cualquier otro ser o cosa, pero la palabra de Dios nos anima a tener fe en el único digno de recibir esa fe, Dios mismo.
Suelo recomendar que durante la tribulación, lo más rápidamente posible deje su fe en Jesús, confíe en El y tenga paciencia porque El hará lo mejor. Si a cambio de esto usted lucha, ofrece resistencia o cree tener mejores ideas, pierde su tiempo y le gana la impaciencia.
La demostración del justo juicio de Dios, verso 5 trata de esto, es el sello de ser hijos del reino.
Que Dios nos anime a vivir por fe y a tener paciencia.