Lectura bíblica: 1 Pedro 1: 1-12 (3)
Durante los próximos domingos, en contraste con el pensamiento Paulino, quiero revisar junto a ustedes, el pensamiento del apóstol Pedro y luego el de Juan.
Ellos escriben cartas en el período post ascensión de Jesús, cuando la iglesia cristiana comienza a sufrir la persecución más sórdida, liderada por gente como Nerón.
Precisamente, en el año 63 del primer siglo, es que el apóstol Pedro escribe esta primera carta que lleva su nombre. Según se entiende del texto y por la redacción del griego pulido y refinado que se usa en su construcción gramatical, se estima que fue Silvano, mas conocido como Silas, con quien escribió la misma.
El hecho que mas llama la atención es el encontrarse con un apóstol maduro, ya no es el Pedro visceral, intemperante, contradictor, explosivo, sino mas bien el otro Pedro, el ecuánime, reposado, resignado y profundamente espiritual.
Creo que simboliza al ser humano en general, luego de haber vivido lo suficiente, haberse equivocado reiteradas veces y que finalmente propone un aliento al espíritu sufrido como es, la esperanza viva.
Aquí nos detendremos porque a mi entender se halla la clave de su carta. ¿Qué es la esperanza viva?
Responde él mismo, al hacer la descripción que les invito a degustar y disfrutar esperando que sea de mucha bendición.
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